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Musculos cuerpo humano para niños
Sistema muscular
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Tipos de músculos
¿Sabías que tienes más de 600 músculos en el cuerpo? Hacen de todo, desde bombear sangre a todo el cuerpo hasta ayudarte a levantar la pesada mochila. Tú controlas algunos de tus músculos, mientras que otros -como el corazón- hacen su trabajo sin que pienses en ellos.
Los músculos lisos -a veces también llamados involuntarios- suelen estar en láminas o capas, con una capa de músculo detrás de la otra. No puedes controlar este tipo de músculos. El cerebro y el cuerpo les dicen a estos músculos lo que tienen que hacer sin que tú lo pienses. No puedes utilizar los músculos lisos para hacer un músculo del brazo o saltar en el aire.
Pero los músculos lisos funcionan en todo el cuerpo. En el estómago y el aparato digestivo, se contraen (se tensan) y se relajan para permitir que los alimentos recorran el cuerpo. Los músculos lisos son útiles si estás enfermo y necesitas vomitar. Los músculos empujan la comida hacia fuera del estómago para que suba por el esófago y salga por la boca.
Cómo funcionan los músculos actividad
Tejido muscularEl cuerpo contiene tres tipos de tejido muscular: (a) músculo esquelético, (b) músculo liso y (c) músculo cardíaco. (Mismo aumento)Diagrama esquemático de los diferentes tipos de células musculares (mismo orden que el anterior).Terminología anatómica[editar en Wikidata]
Los tejidos musculares son tejidos blandos que conforman los diferentes tipos de músculos en los animales, y dan la capacidad de los músculos para contraerse. También se le denomina tejido miopropulsivo. El tejido muscular se forma durante el desarrollo embrionario, en un proceso conocido como miogénesis. El tejido muscular contiene unas proteínas contráctiles especiales llamadas actina y miosina que se contraen y relajan para provocar el movimiento. Entre otras muchas proteínas musculares presentes hay dos proteínas reguladoras, la troponina y la tropomiosina.
Los tejidos musculares varían según la función y la ubicación en el cuerpo. En los mamíferos, los tres tipos son: el tejido muscular esquelético o estriado, el músculo liso (no estriado) y el músculo cardíaco. El tejido muscular esquelético está formado por células musculares alargadas, llamadas fibras musculares, y es el responsable de los movimientos del cuerpo. Otros tejidos del músculo esquelético son los tendones y el perimisio[1] El músculo liso y el cardíaco se contraen involuntariamente, sin intervención consciente. Estos tipos de músculos pueden activarse tanto mediante la interacción del sistema nervioso central como recibiendo inervación de plexos periféricos o activación endocrina (hormonal). El músculo estriado o esquelético sólo se contrae voluntariamente, por influencia del sistema nervioso central. Los reflejos son una forma de activación no consciente de los músculos esqueléticos, pero no obstante surgen a través de la activación del sistema nervioso central, aunque no involucren a las estructuras corticales hasta después de que se haya producido la contracción[1].
Sistema respiratorio
Cuando piensas en tus músculos, probablemente pienses en los que puedes controlar. Se trata de los músculos voluntarios, lo que significa que puedes controlar sus movimientos. También se denominan músculos esqueléticos, porque están unidos a los huesos y trabajan con ellos para ayudarte a caminar, correr, tocar un instrumento o cocinar. Los músculos de la boca y la garganta incluso te ayudan a hablar.
Mantener los músculos sanos te ayudará a caminar, correr, saltar, levantar cosas, hacer deporte y hacer todas las cosas que te gustan. Hacer ejercicio, descansar lo suficiente y llevar una dieta equilibrada te ayudará a mantener tus músculos sanos de por vida.
Unos músculos sanos te permiten moverte libremente y mantienen tu cuerpo fuerte. Te ayudan a disfrutar de los deportes, el baile, los paseos con el perro, la natación y otras actividades divertidas. Y te ayudan a hacer esas otras cosas (no tan divertidas) que tienes que hacer, como tender la cama, aspirar la alfombra o cortar el césped.
Unos músculos fuertes también ayudan a mantener las articulaciones en buen estado. Si los músculos que rodean la rodilla, por ejemplo, se debilitan, es más probable que te lesiones esa rodilla. Los músculos fuertes también te ayudan a mantener el equilibrio, por lo que es menos probable que te resbales o te caigas.
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