marzo 9, 2024

El greco en el prado

El pintor griego

Una personalidad única de la pintura de finales del siglo XVI que seguramente quedará impresa en sus recuerdos del Prado es Domenikos Theotokopoulos, que nació en la isla de Creta. En aquella época Creta formaba parte de la República de Venecia, y tras formarse con un pintor de iconos, el artista se trasladó a Italia, pasando por la Venecia de Tiziano y Tintoretto y la Roma de Miguel Ángel.
Vivió en la época de la Contrarreforma católica, y sus retablos muestran una forma muy original de renovar el arte sacro. Sus pinturas religiosas son tanto más intensas y conmovedoras cuanto que carecen de fondo, por lo que todas sus figuras destacan en un espacio hueco e irreal, con colores fosforescentes y gestos trabados, casi como si conservaran un vínculo con los iconos bizantinos que el artista había admirado y copiado en su juventud en Creta. Sugiero empezar por el cuadro del altar La Resurrección, que es una de sus obras más significativas.
El formato preferido por El Greco para las grandes composiciones era un rectángulo alargado muy vertical. Esta proporción inusual hace que las formas cónicas se eleven, y le permitía situar las escenas en dos niveles, uno encima del otro. La parte inferior suele tener un tono más oscuro y muestra figuras con más sustancia, más terrenales; por el contrario, la parte superior deslumbra con apariciones divinas y coros angélicos, y la luz estalla por encima, casi disolviendo las imágenes.

El greco en el prado 2022

Esta camiseta unisex de algodón está ilustrada con un detalle de la obra de Domenikos Theotokopoulos, conocido como El Greco (1541-1614), «El noble con la mano en el pecho», hacia 1580. Museo del Prado.
Esta camiseta unisex de algodón está ilustrada con un detalle de la obra de Domenikos Theotokopoulos, conocido como El Greco (1541-1614), «El noble con la mano en el pecho», hacia 1580. Museo del Prado.
Este retrato de busto ingresó en las colecciones reales como donación de la viuda del duque de Arco, caballero de compañía, ecuestre y maestre de caballería de Felipe V. En su finca de recreo de El Pardo, De Arco poseía un grupo de seis retratos de caballeros de El Greco cuya procedencia es hoy desconocida. El presente lienzo es una de las primeras obras de El Greco pintadas en España y la más distintiva de las seis. El personaje, de unos 30 años, va vestido a la moda española de finales de la década de 1570, con una estrecha gola blanca que le llega hasta detrás de las orejas yCerrar

Leonardo da vinci

Caminando por las calles de Madrid en estos momentos, tanto los madrileños como los visitantes descubrirán joyas ocultas por toda la ciudad. Réplicas exactas de obras maestras del Museo del Prado, como cuadros de Goya, El Greco y Fra Angelico, se han instalado detrás de las ramas de los árboles, en el interior de los puestos de seguridad de los aeropuertos, en los laterales de los edificios y a lo largo de las vallas de hierro forjado.
El proyecto del Prado, titulado «A la vuelta de la esquina», pretende «alterar la vida cotidiana de los ciudadanos» exponiendo obras en «lugares inesperados, cercanos y sorprendentes». Forma parte de una serie de iniciativas que pretenden llevar el arte fuera del museo mediante una serie de intervenciones que dispersan aspectos de la colección del Prado. Las iteraciones anteriores incluyen «El Prado en la calle» y «Hoy es el Prado».

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Es un excelente ejemplo del estilo tardío del artista, todo el cuadro se utiliza para mostrar al Niño Jesús. Tanto el color como la posición espacial de los elementos obligan al espectador a dirigir su mirada al personaje principal del cuadro.
Esta obra representa a la Virgen María, San José y Jesucristo, con Santa Ana y San Juan Bautista de niño. Como se puede ver, la composición es muy similar a la de la Virgen de la Buena Leche. El artista utilizó bocetos antiguos, añadió algunas figuras y completó la composición. Produjo muchas piezas de esta manera.
Juan el Bautista. Es notable la exagerada atmósfera espiritual que El Greco crea en este cuadro. Los cuerpos alargados y la cuidadosa composición de acciones diferentes pero simultáneas demuestran la indudable imaginación de El Greco.