marzo 9, 2024

Fuente de omega 3

Cuánto omega-3 al día

El ácido eicosapentaenoico (EPA; también ácido icosapentaenoico) es un ácido graso omega-3. En la literatura fisiológica se le da el nombre de 20:5(n-3). También tiene el nombre trivial de ácido timnodónico. En cuanto a su estructura química, el EPA es un ácido carboxílico con una cadena de 20 carbonos y cinco dobles enlaces cis; el primer doble enlace se encuentra en el tercer carbono del extremo omega.
El EPA es un ácido graso poliinsaturado (PUFA) que actúa como precursor de los eicosanoides prostaglandina-3 (que inhibe la agregación plaquetaria), tromboxano-3 y leucotrieno-5. El EPA es tanto un precursor como el producto de descomposición hidrolítica de la eicosapentaenoil etanolamida (EPEA: C22H35NO2; 20:5,n-3). [1] Aunque los estudios sobre los suplementos de aceite de pescado, que contienen tanto ácido docosahexaenoico (DHA) como EPA, no han logrado respaldar las afirmaciones sobre la prevención de ataques cardíacos o accidentes cerebrovasculares,[2][3][4] un estudio reciente de varios años de duración sobre Vascepa (eicosapentaenoato de etilo, el éster etílico del ácido graso libre), un fármaco de venta con receta que sólo contiene EPA, demostró reducir los ataques cardíacos, los accidentes cerebrovasculares y la muerte cardiovascular en un 25% en relación con un placebo en personas con hipertrigliceridemia resistente a las estatinas. [5][6]

Beneficios del omega-3

El omega-3 es un ácido graso esencial: esencial porque el cuerpo no puede fabricarlo por sí mismo y, por tanto, debemos obtenerlo de los alimentos.  Los omega-3 son grasas «buenas», ya que son poliinsaturadas, y los tres tipos más importantes son el EPA (ácido eicosapentaenoico), el DHA (ácido docosahexaenoico) y el ALA (ácido alfa-linolénico).    El EPA y el DHA proceden principalmente de alimentos de origen animal, sobre todo pescado azul y algas, mientras que el ALA se encuentra sobre todo en las plantas.
Hay que tener en cuenta que, aunque el omega-3 puede encontrarse en los alimentos vegetales, la conversión del ALA en EPA y DHA no es tan eficaz como la de los productos animales, por lo que puede resultar algo escasa para quienes siguen una dieta vegetariana o vegana.
El Servicio Nacional de Salud (NHS) no dispone actualmente de una cantidad diaria recomendada (RDA) de omega-3, pero aconseja consumir una ración de pescado azul (unos 140 g) a la semana. Otros organismos sanitarios del Reino Unido tienen recomendaciones diferentes, como la Fundación Británica de Nutrición, que aconseja consumir de dos a tres raciones de pescado azul a la semana, lo que equivale a 1,5 g de EPA y DHA, y la Asociación Dietética Británica, que recomienda una ración de pescado azul a la semana, lo que equivale a unos 450 mg de EPA y DHA.

Omega 3 vegano

Los ácidos grasos poliinsaturados (PUFAs) son ácidos grasos que contienen más de un doble enlace en su columna vertebral. Esta clase incluye muchos compuestos importantes, como los ácidos grasos esenciales y los que dan a los aceites secantes su propiedad característica.
Los ácidos grasos poliinsaturados de los aceites culinarios sufren un deterioro oxidativo a temperaturas de 150 °C (302 °F). El calentamiento provoca una reacción en cadena de radicales libres, que oxida los PUFA en hidroperóxido, que se descompone a su vez en una compleja mezcla de productos secundarios[3].

Cápsulas de omega-3

El aceite de pescado es un aceite derivado de los tejidos del pescado azul. Los aceites de pescado contienen los ácidos grasos omega-3 ácido eicosapentaenoico (EPA) y ácido docosahexaenoico (DHA), precursores de ciertos eicosanoides que se sabe que reducen la inflamación en el cuerpo[1][2][cita médica necesaria] y mejoran la hipertrigliceridemia[cita necesaria] En los últimos años ha habido una gran controversia sobre el papel del aceite de pescado en las enfermedades cardiovasculares, con meta-análisis recientes que llegan a diferentes conclusiones sobre su impacto potencial. Las pruebas más prometedoras apoyan la suplementación para la prevención de la muerte cardíaca[3].
El aceite de pescado y los ácidos grasos omega-3 también se han estudiado en una amplia variedad de otras afecciones, como la depresión clínica,[4][5] la ansiedad,[6][7][8] el cáncer y la degeneración macular, aunque su beneficio en estas afecciones tampoco se ha verificado[9].
Los peces utilizados como fuentes no producen realmente ácidos grasos omega-3, sino que los acumulan al consumir microalgas o peces de presa que han acumulado ácidos grasos omega-3. Los peces grasos depredadores como los tiburones, el pez espada, el blanquillo y el atún blanco pueden tener un alto contenido en ácidos grasos omega-3, pero, debido a su posición en la cima de la cadena alimentaria, estas especies también pueden acumular sustancias tóxicas a través de la biomagnificación. Por esta razón, la Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos recomienda limitar el consumo (especialmente para las mujeres en edad fértil) de ciertas especies de peces (depredadores) (por ejemplo, el atún blanco, el tiburón, la caballa real, el blanquillo y el pez espada) debido a los altos niveles del contaminante tóxico mercurio. También están presentes las dioxinas, los PCB y el clordano, así como otros insecticidas de ciclodieno clorado[10] El aceite de pescado se utiliza en los piensos de acuicultura, en particular para alimentar al salmón de piscifactoría[11].