2001 una odisea en el espacio explicacion
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El final de «2001: Una odisea del espacio» ha fascinado al público durante años. Stanley Kubrick es un director enigmático que pone muchas capas en todas sus obras. Hoy analizamos los temas, los motivos y hablamos de lo que realmente ocurrió.
Stanley Kubrick es un cineasta impresionante que desafía al público a todos los niveles. Era famoso por sus películas impactantes con grandes moralejas y preguntas. Pero cuando estrenó 2001: Una odisea del espacio, era diferente. Hollywood conocía los finales deprimentes y los puntos ambiguos de la trama, pero por primera vez, una película convencional pedía al público que eligiera un final basado en su propio sistema de creencias.
Hoy vamos a repasar 2001: Una odisea del espacio. Hablaremos del principio, del final y de cómo se puede salir de una película como ésta. Espero que muchos no estén de acuerdo y tengan sus propias teorías. Hablemos de ellas en los comentarios de abajo.
El 5 de abril de 1968, 2001 llegó a los cines. Kubrick era conocido en aquella época por películas como Senderos de gloria, Espartaco y la adaptación de la novela Lolita de Vladimir Nabokov. Su verdadera fama llegó con la sátira nuclear Dr. Strangelove, o: Cómo aprendí a dejar de preocuparme y a amar la bomba. Esa película hizo que Kubrick se convirtiera en un nombre conocido y le permitió reunirse con Arthur C. Clarke. Ese encuentro dio lugar a una colaboración entre ambos para adaptar el relato corto de Clarke «The Sentinel» a un guión y a una novela completa.
Odisea del espacio: stanley ku…
Desde su estreno en 1968, la película 2001: Una odisea del espacio ha sido analizada e interpretada por numerosas personas, desde críticos de cine profesionales hasta escritores aficionados y fans de la ciencia ficción. El director de la película, Stanley Kubrick, y el escritor, Arthur C. Clarke, quisieron dejar la película abierta a la interpretación filosófica y alegórica, presentando a propósito las secuencias finales de la película sin que el hilo conductor fuera evidente; un concepto ilustrado por el plano final de la película, que contiene la imagen del «Starchild» embrionario. No obstante, en julio de 2018, se presentó la interpretación de Kubrick de la escena final tras ser recién encontrada en una entrevista temprana[1][2][3][4].
Kubrick animó a la gente a explorar sus propias interpretaciones de la película, y se negó a ofrecer una explicación de «lo que realmente sucedió» en la película, prefiriendo en cambio dejar que el público adoptara sus propias ideas y teorías. En una entrevista de 1968 con Playboy, Kubrick declaró
Son ustedes libres de especular lo que quieran sobre el significado filosófico y alegórico de la película -y esa especulación es un indicio de que ha conseguido cautivar al público a un nivel profundo-, pero no quiero explicar una hoja de ruta verbal para 2001 que cada espectador se sienta obligado a seguir o, de lo contrario, temer que se haya perdido el punto[5].
David bowman
El genio no está en lo mucho que hace Stanley Kubrick en «2001: Una odisea del espacio», sino en lo poco que hace. Es la obra de un artista tan sublimemente seguro de sí mismo que no incluye ni una sola toma simplemente para mantener nuestra atención. Reduce cada escena a su esencia, y la deja en pantalla el tiempo suficiente para que la contemplemos, para que la habitemos en nuestra imaginación. Solo entre las películas de ciencia ficción, «2001» no se preocupa por emocionarnos, sino por inspirar nuestro asombro. No poca parte de su efecto proviene de la música. Aunque Kubrick encargó originalmente una partitura a Alex North, utilizó grabaciones clásicas como pista temporal mientras editaba la película, y funcionaron tan bien que las mantuvo. Esta fue una decisión crucial. La partitura de North, que está disponible en una grabación, es un buen trabajo de composición cinematográfica, pero habría sido incorrecta para «2001» porque, como todas las partituras, intenta subrayar la acción, darnos pistas emocionales. La música clásica elegida por Kubrick existe fuera de la acción. Es una música que eleva. Quiere ser sublime; aporta seriedad y trascendencia a las imágenes.
Heywood r. floyd
Desde su estreno en 1968, la película 2001: Una odisea del espacio ha sido analizada e interpretada por numerosas personas, desde críticos de cine profesionales hasta escritores aficionados y fans de la ciencia ficción. El director de la película, Stanley Kubrick, y el escritor, Arthur C. Clarke, quisieron dejar la película abierta a la interpretación filosófica y alegórica, presentando a propósito las secuencias finales de la película sin que el hilo conductor fuera evidente; un concepto ilustrado por el plano final de la película, que contiene la imagen del «Starchild» embrionario. No obstante, en julio de 2018, se presentó la interpretación de Kubrick de la escena final tras ser recién encontrada en una entrevista temprana[1][2][3][4].
Kubrick animó a la gente a explorar sus propias interpretaciones de la película, y se negó a ofrecer una explicación de «lo que realmente sucedió» en la película, prefiriendo en cambio dejar que el público adoptara sus propias ideas y teorías. En una entrevista de 1968 con Playboy, Kubrick declaró
Son ustedes libres de especular lo que quieran sobre el significado filosófico y alegórico de la película -y esa especulación es un indicio de que ha conseguido cautivar al público a un nivel profundo-, pero no quiero explicar una hoja de ruta verbal para 2001 que cada espectador se sienta obligado a seguir o, de lo contrario, temer que se haya perdido el punto[5].
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