Que es la ignorancia
Qué es la ignorancia en ética
Para otros usos, véase Ignorancia (desambiguación).La ignorancia es una falta de conocimiento e información. La palabra «ignorante» es un adjetivo que describe a una persona en estado de desconocimiento, o incluso de disonancia cognitiva y otra relación cognitiva, y puede describir a individuos que desconocen información o hechos importantes. La ignorancia puede presentarse en tres tipos diferentes: la ignorancia fáctica (ausencia de conocimiento de algún hecho), la ignorancia de objeto (desconocimiento de algún objeto) y la ignorancia técnica (ausencia de conocimiento de cómo hacer algo)[1].
La ignorancia puede tener efectos negativos en los individuos y las sociedades, pero también puede beneficiarlos al crear en ellos el deseo de saber más. Por ejemplo, la ignorancia dentro de la ciencia abre la oportunidad de buscar conocimientos y hacer descubrimientos planteando nuevas preguntas[2], aunque esto sólo puede tener lugar si el individuo posee una mente curiosa[cita requerida].
Los estudios sugieren que los adultos con una educación adecuada que desempeñan trabajos enriquecedores y desafiantes son más felices y tienen un mayor control de su entorno[3] La confianza que obtienen los adultos gracias a la sensación de control que les proporciona la educación les permite optar a más puestos de liderazgo y buscar el poder a lo largo de su vida[cita requerida].
Sinónimos de ignorancia
Para otros usos, véase Ignorancia (desambiguación).La ignorancia es una falta de conocimiento e información. La palabra «ignorante» es un adjetivo que describe a una persona en estado de desconocimiento, o incluso de disonancia cognitiva y otra relación cognitiva, y puede describir a individuos que desconocen información o hechos importantes. La ignorancia puede presentarse en tres tipos diferentes: ignorancia fáctica (ausencia de conocimiento de algún hecho), ignorancia de objeto (desconocimiento de algún objeto) e ignorancia técnica (ausencia de conocimiento de cómo hacer algo)[1].
La ignorancia puede tener efectos negativos en los individuos y las sociedades, pero también puede beneficiarlos al crear en ellos el deseo de saber más. Por ejemplo, la ignorancia dentro de la ciencia abre la oportunidad de buscar conocimientos y hacer descubrimientos planteando nuevas preguntas[2], aunque esto sólo puede tener lugar si el individuo posee una mente curiosa[cita requerida].
Los estudios sugieren que los adultos con una educación adecuada que desempeñan trabajos enriquecedores y desafiantes son más felices y tienen un mayor control de su entorno[3] La confianza que obtienen los adultos gracias a la sensación de control que les proporciona la educación les permite optar a más puestos de liderazgo y buscar el poder a lo largo de su vida[cita requerida].
Peligros de la ignorancia
«La ignorancia es el tipo de no saber que proviene de la perspicacia y conduce a la perspicacia. Esa percepción -de la que procede y a la que conduce- es el descubrimiento de que hay un mundo mucho más grande que el conocido, uno que (lo sepamos o no) da forma a todos nuestros conocimientos. Es un mundo del que no sabemos nada, aunque si buscamos podemos vislumbrarlo. La ignorancia es el no saber que nos abre a la maravilla filosófica, al descubrimiento científico, a la sabiduría humana»– Gerald Nosich, PhDUniversidad de Nueva OrleansProfesor de Filosofía
«La ignorancia es la emoción, el reto perpetuo de crecer. La ignorancia es todo lo que aún no ha sido: lugares a los que aún no has ido, personas que aún no has conocido, hechos que aún no has aprendido, cosas que aún no has descubierto. La ignorancia es ver el mundo a través de los ojos de un niño para quien todo es fresco, nuevo e inesperado.
1. No tengo ni idea2. Si supiera la respuesta, no sería tan tonto3. No saber nada4. Creer que lo sabes todo5. Negarse a aprender de la experiencia, del fracaso, de los errores, de los demás, de cualquier cosa.6. Arrogancia y terquedad7. Fanatismo intelectual– Dennis Rohatyn, PhDUniversidad de San DiegoProfesor de Filosofía
Conocimiento
ResumenEste artículo ofrece un análisis de la ignorancia. Tras un par de observaciones preliminares, intento mostrar que, en contra de lo que cabría esperar y de lo que suponen casi todos los filósofos, ser ignorante no equivale a no saber, al menos no en uno de los sentidos más fuertes de conocimiento. Posteriormente, ofrezco dos definiciones de la ignorancia y sostengo que la definición de la ignorancia depende fundamentalmente de la explicación que se haga de la creencia. Por último, ilustro la relevancia de mi análisis prestando atención a cuatro problemas filosóficos en los que la ignorancia desempeña un papel crucial.
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